viernes, 17 enero 2025
Space X, la compañía de Elon Musk, ha vuelto a hacer historia y a dejar claro que no hay misión que se le resista. Se propuso atrapar al vuelo el propulsor Super Heavy de Starship, el cohete más alto y potente construido hasta ahora, y lo consiguió. Al primer intento.
La prueba tuvo lugar en la mañana del pasado 13 de octubre. Impulsado por sus 33 motores Raptor, el cohete Super Heavy, con la nave Starship sin tripulación, despegaba de las instalaciones de SpaceX en Boca Chica, Texas, para realizar unas maniobras sin precedentes.
El cohete de más de 120 metros se elevó durante dos minutos y medio hasta alcanzar una altitud de 70 kilómetros para ponerse en posición horizontal –agotando la mayor parte de su combustible- y desprenderse de la nave superior Starship.
Alcanzado ese punto, el Super Heavy inició la maniobra para orientarse hacia la plataforma de lanzamiento. En su aproximación, los brazos de la torre Mechazilla de 140 metros se fueron cerrando hasta cazarlo en pleno vuelo. SpaceX superaba su último desafío gracias a la ayuda de unas gigantescas pinzas metálicas, que SpaceX llama “palillos”.
La idea, según ha explicado el propio Musk, es que en un futuro estos brazos puedan dar la vuelta y volver a colocar a un cohete en la plataforma de lanzamiento a los pocos minutos de regresar.

De esta forma, el cohete podría volver a despegar en poco más de 30 minutos, una vez que hubiera repostado. 

La compañía estadounidense se aproxima así a uno de sus objetivos prioritarios: reducir drásticamente el tiempo y el coste de llevar carga a la órbita terrestre y al espacio profundo. 

Permitiendo que el vehículo despegue de nuevo una vez repostado, tan sólo 30 minutos después de su repostaje.

Polaris Dawn

En estas últimas semanas, Space X también ha acaparado la atención mundial por la misión Espacial privada Polaris Dawn. La misión estuvo comandada por el multimillonario Jared Isaacman. Un piloto retirado y dos ingenieras de Space X completaron la tripulación.
La cápsula Dragon estuvo cinco días en órbita, una misión histórica que incluyó la primera caminata Espacial comercial del mundo.
En su viaje, estos peculiares astronautas alcanzaron una altitud máxima de 870 millas (1,400 kilómetros), más de tres veces la altura de la Estación Espacial Internacional (ISS), convirtiéndose en los humanos que han viajado más lejos de la Tierra desde las misiones Apolo a la Luna.
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