viernes, 19 abril 2024
España necesita profundizar su inversión en la industria espacial para promover, desarrollar y alcanzar nuevos niveles de autonomía tecnológica”

EL SECTOR ESPACIAL exhibe hoy una evidente dicotomía si consideramos su peso económico relativo, puesto que representa una mínima porción de la actividad económica mundial (~0,5%), pero en realidad su impacto mediático, y sobre todo funcional, es notablemente mayor, ya que existe una fuerte dependencia en la vida diaria de esas infraestructuras espaciales.

Todo indica que este contraste tenderá a diluirse en las próximas décadas.

¿Por qué? La respuesta parece inmediata, las actividades espaciales están contaminando a la mayoría de los sectores de la actividad humana, de manera progresiva. Solo citar su influencia en las comunicaciones, transporte, logística, servicios de determinación precisa del tiempo de referencia (UTC) para sincronizar los servicios del sector financiero y de empresas de servicios; la gestión del territorio, incluyendo todas las actividades con él relacionadas, como la agricultura, minería, forestal; tráfico marítimo, aéreo, y este año hemos inaugurado el turismo, y en el futuro próximo, las actividades extractivas desarrolladas en el espacio.

Asimismo, se crean empresas que ofrecen a los operadores de satélites servicios de mantenimiento, una suerte de “fontaneros” del espacio; otras que están implementando infraestructuras para ser utilizadas por terceros, para probar sistemas y mecanismos (acople en órbita, etc.); u ocupar posiciones orbitales de manera provisoria (una suerte de inquilinos), para facilitar el cumplimiento de exigencias regulatorias.

Párrafo aparte merece el área de Defensa y Seguridad, donde estamos asistiendo a la creación de la rama Espacial de las Fuerzas Armadas de varios países (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, etc.) y que impulsará aún más las actividades de esta industria. España ha anunciado la creación de la Agencia Espacial Española, largamente debatida en los ámbitos del sector, y que finalmente se anuncia en el marco de la Estrategia de la Seguridad Nacional 2021.

Por otra parte, este siglo será testigo de la presencia ininterrumpida de nuestra especie fuera de nuestro planeta, cosa que ya se verifica, pues la ISS está habitada de manera continua y desde 2021, se suma el funcionamiento operativo de la estación espacial china; se están construyendo infraestructuras operativas en torno a la Luna (Artemisa, Chang’e, etc.) y la carrera que se ha iniciado para establecer presencia humana en Marte.

En síntesis, decimos que la transformación es tan profunda que estremece, y la expansión se acelerará en los próximos años, con la aparición de nuevos instrumentos financieros de inversión que ven oportunidades en esta industria.

La posición de España

El sector espacial en España está íntimamente vinculado al rumbo que marca Europa, con sus programas emblemáticos (Galileo, Copernicus, SSA, GovSatCom), científicos y el accionar de la ESA y debe persistir en esa participación, con niveles de inversión crecientes hasta alcanzar al menos, una equivalencia a su peso económico relativo.

Esto no quita que España, con agencia nacional o sin ella, necesite programas nacionales para poner énfasis en el desarrollo de nichos tecnológicos de su sector espacial nacional, que deberían estar orientados a promover y alcanzar un cierto grado de soberanía tecnológica. España tiene esa posibilidad en varios segmentos, desarrollando tecnología puntera, competitiva, y la correspondiente capacidad industrial, que le permita crecer en el mercado global. Programas como SEOSAT-2 o la asignación de los EU NextGen al sector espacial, son una oportunidad para impulsar dicho desarrollo.

En los últimos años se han creado numerosas PYMES en el sector, que exponen una capilaridad territorial que España necesita, para anclar recursos de alto valor tecnológico distribuidos territorialmente. Las llamadas de manifestación de interés del MINCOTUR, realizadas en enero de 2021, han servido como un estudio a coste cero para la administración, y de altísimo valor como relevamiento de capacidades industriales a nivel nacional, que demuestran esa capilaridad.

España necesita profundizar su inversión en la industria espacial para promover, desarrollar y alcanzar nuevos niveles de autonomía tecnológica en segmentos específicos, tal como hacen desde hace décadas nuestros vecinos, utilizando sus agencias (ASI, DLR, CNES, etc.) para impulsar esas capacidades y además seguir en sintonía con Europa.

Como actores de este proceso, desde SATLANTIS estamos trabajando en esta dirección y anhelamos la implementación de esos programas nacionales, que nos faciliten el camino para alcanzar esa autonomía y capacidad industrial, que en nuestro caso está relacionada con el diseño y construcción de cargas de pago ópticas de muy alta resolución para nanosatélites.

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