El mercado de EO ha adquirido magnitud a partir de actividades tradicionales como la cartografía y GIS, creciendo hacia detecciones georeferenciadas en el territorio, monitorización ambiental, agricultura de precisión o gestión de desastres. La EO para seguridad nacional, en especial a raíz del nuevo contexto geopolítico, sigue creciendo a medida que la tecnología espacial avanza y se desarrollan nuevas capacidades térmicas, SWIR, polarimétricas que hace muy poco no existían.
SATLANTIS, un grupo español de 120 ingenieros con sede en Bilbao y filiales en Estados Unidos, Reino Unido y Francia, ha apostado por la tecnología integrada de imagen, desde la captación al procesamiento a partir de electrónica computacional propia, cámaras ópticas desde VNIR a infrarrojo y otra sensórica complementaria, como la manera de controlar y liderar misiones completas de observación de la Tierra.
Y lo hace combinado ciencia y tecnología, liderando astrofísica y transfiriendo esta ciencia hacia el contexto de observación de tareas complejas, como la medición y modelización de emisiones de metano. Entre GEISAT u HORACIO (satélites pequeños para medir estas emisiones) y ARRAKIHS (misión científica liderada por España en la ESA) hay un común denominador tecnológico, la obsesión de SATLANTIS por conservar todos los fotones relevantes de una observación.
Nuestro trabajo es por tanto “entender el lenguaje de la luz”, desde cámaras de muy alta resolución espectral (45cm) hacia cámaras térmicas (3m), atravesando el universo SWIR criogénico, todo a decenas de Gb/s e imágenes/s, para ofrecer un conjunto de canales único que resuelve siempre el reto del cliente, sea Defensa, Medio Ambiente o Agricultura.
Nos corresponde aprender de errores ajenos y propios, hacer las cosas fáciles al mercado, no especular, y trabajar una ingeniería honesta de soluciones, sin caer en la tentación de las fake news. Creemos en convertir la Observación en un sector “normal”, de hardware, software y servicios como cualquier otro, que trabaja para solucionar los problemas prácticos de diferentes clientes.
Toca ahora una nueva etapa tras la revolución de Copernicus, una etapa de integración, que ponga fin al divorcio upstream/downstream, segmentos que funcionan con paradigmas diferentes. Hoy una gasista puede disponer de una infraestructura espacial concebida para monitorizar sus 50.000 km de tubo sin tener que limitarse a imágenes retales de intersección tubo-órbita. Una compañía de servicios debe entender que no puede proporcionar datos de calidad de emisiones de CO2 o metano sin dominar la tecnología de detección. Sin embargo, un ecosistema coordinado resuelve el problema del cliente, desde la inversión hasta el servicio de última milla.
La evolución tecnológica es trepidante. La capacidad de mantener liderazgos sobre multi tecnologías es cada vez más difícil para las empresas incluso medianas. Por ello, una receta de alta especialización mezclada con ecosistema es la manera de responder a la mencionada integración, en mi opinión. La verticalización es un camino habitual y fácil de decidir pero difícil de mantener en una compañía mediana.
Nuestro país tiene una oportunidad extraordinaria para conectar estas capacidades en un ecosistema estable, si la parte pública actúa como demanda de servicios recurrentes, y comienza a combinar Technology-Push con una creciente cartera de soluciones para incendios, gestión de costas, protección civil, gestión de emisiones, calidad de agua, sobre fertilización, agricultura de precisión, vertederos, Seguridad y Defensa.