La tecnología satelital, tanto de comunicaciones como de observación de la Tierra, vela por nuestro bienestar a cientos e incluso miles de kilómetros de distancia. Sin embargo, los desarrollos innovadores están mirando ya no sólo a la mejora continua en la seguridad y la respuesta en situaciones de emergencia, sino que trabajan en un horizonte más lejano, el de los futuros asentamientos lunares.
Una mejor seguridad desde el Espacio
Pocas tareas son tan importantes para un gobierno como la de ser capaz de dar una respuesta rápida y eficaz ante una situación de emergencia. Salvaguardar la vida de sus ciudadanos tras una catástrofe natural o un ataque intencionado debe ser la máxima prioridad. Para llevar a cabo esta importante tarea no solo ha de contar con las últimas tecnologías disponibles en cada momento: se impone una colaboración constante entre la administración pública y el sector privado para que estos desarrollos se realicen de forma coordinada y eficiente.
Un elemento clave en estas situaciones es contar con comunicaciones estables, confiables y seguras, que permitan tener acceso a información precisa y actualizada en tiempo real a todos los equipos que trabajan en contextos de emergencia. En estos momentos, cuando las comunicaciones terrestres suelen ser más vulnerables, ya que los daños en sus infraestructuras pueden dejarlas completamente inoperativas, las comunicaciones satelitales deben ser, por tanto, garantes de una respuesta eficaz a la hora de diseñar la estrategia de respuesta y realizar el seguimiento de misiones de socorro.
Garantizar las comunicaciones seguras soberanas: IRIS2 y GOVSATCOM
La mejor manera de garantizar una conectividad estable, instantánea y universal es a través de los sistemas satelitales multiórbita. Este tipo de soluciones, además de posibilitar acceso a internet en zonas que carecen de una infraestructura de comunicaciones, son fundamentales a la hora de establecer comunicaciones, especialmente de vídeo. El planteamiento multiórbita, al combinar tecnologías LEO, MEO y GEO, permite beneficiarse de las diferentes virtudes de cada una de ellas, como la falta de latencia o la distribución broadcast sobre grandes regiones.
Esta gran flexibilidad resultaría muy útil tanto en el campo civil como en el militar, por lo que es necesario seguir avanzando en su implantación para alcanzar su uso dual en Europa. De hecho, el sistema IRIS2 de la Unión Europea se plantea como un proyecto multiórbita orientado a aplicaciones militares y comerciales que tiene como objetivo principal garantizar la soberanía en las comunicaciones seguras de los países miembros de la Unión.
La resiliencia y robustez de las comunicaciones ayuda a la coordinación entre los diferentes equipos de soporte. Especialmente, en los primeros compases de una misión, cuando recabar y difundir el estado real de la situación puede provocar cambios en los planes iniciales. A medida que los equipos van tomando posiciones en el tablero de operaciones la comunicación debe ser constante y fluida, máxime si son diferentes los organismos que están trabajando en la respuesta.
La interdependencia entre diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad de un Estado (o incluso de varios, si la situación de emergencia afecta a más de un país) requiere que estas comunicaciones no solo sean robustas. Deben ser, además, seguras y no verse comprometidas tanto por interferencias coyunturales como por ataques deliberados. En este contexto el programa GOVSATCOM, uno de los cinco componentes del programa Espacial de la Unión Europea, tiene como objetivo proporcionar a los gobiernos de los Estados miembro comunicaciones resilientes en estos momentos especialmente críticos.
Este canal de comunicación protegida garantiza el acceso y la disponibilidad a las diferentes entidades gubernamentales, tanto civiles como militares. Pero su área de acción va más allá de las fronteras de los países. Si las zonas afectadas se encuentran más allá de los límites de la UE, esta coordinación podrá mantenerse sin tener que depender de las limitaciones geográficas, pudiendo llevar la ayuda humanitaria a las áreas más remotas del planeta.
Servicio PRS: robustez y seguridad en el posicionamiento por satélite
Una vez que tenemos las comunicaciones garantizadas, tanto desde un punto de vista de disponibilidad como de seguridad, es necesario poder contar con capacidades de posicionamiento que nos permitan llevar a cabo acciones con la mayor precisión posible.
El Public Regulated Service (PRS) es un servicio de navegación satelital que se encuadra dentro del Sistema Galileo y es altamente seguro y resistente a interferencias. Actualmente, se encuentra en un estado de desarrollo avanzado y ya está operativo en algunos organismos de los estados. Aunque su fase de despliegue completo ha empezado este año, se estima que todavía tarde un tiempo en estar completamente operativo.
Spainsat NG I y II. España a la vanguardia de las comunicaciones de Defensa
Los gobiernos de la Unión Europea también trabajan de forma coordinada en el desarrollo de programas Aeroespaciales propios que consolidan la autonomía estratégica de toda la región. En el caso español, destacan los satélites Spainsat NG I y II, que permitirán a nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad contar con comunicaciones encriptadas y seguras en todo el mundo.
Estos satélites, cuya vida útil será de 15 años, reemplazarán a los actuales SpainSat y XTAR-EUR y serán puestos en órbita durante los próximos meses. Este ambicioso proyecto ha contado con la participación indispensable del tejido empresarial del sector Aeroespacial de nuestro país, permitiendo alcanzar sus hitos en los tiempos marcados y con la mayor de las garantías posibles, y desarrollando soluciones en el estado del arte, como las antenas activas, que dotarán a los Spainsat NG de una capacidad operativa sin precedentes.
Conclusión
Copernicus: la misión europea para mejorar la vida de sus ciudadanos
Sentinel 1
Mapeo radar de la Tierra 24 horas al día
Sentinel-1 es la primera misión radar de Copernicus, diseñada para mapear la Tierra tanto de día como de noche, y en cualquier condición meteorológica. Este satélite utiliza un radar de apertura sintética (SAR) de banda C para obtener imágenes de alta resolución. La primera nave, Sentinel-1A, fue lanzada en 2014, seguida por Sentinel-1B en 2016, permitiendo un mapeo global cada 12 días.
El radar de Sentinel-1 tiene la capacidad de observar fenómenos complejos como los vertidos de petróleo en el mar, que son visibles con manchas oscuras. También se utiliza para monitorear el desplazamiento de barcos, proporcionando información vital a guardacostas y servicios de seguridad en tiempo real.
Además, este satélite es clave para la cartografía del hielo en las regiones polares, una herramienta esencial para la seguridad marítima en las rutas del Ártico, así como para determinar la dirección, longitud de onda y altura de las olas, contribuyendo a la predicción meteorológica.
El uso de Sentinel-1 no se limita al ámbito marítimo. Sus datos son fundamentales en situaciones de emergencia, como terremotos o inundaciones, ya que permiten una rápida evaluación de los daños.
Sentinel 2
imágenes multiespectrales para el monitoreo terrestre
Sentinel-2 es otra misión clave de Copernicus, dedicada al monitoreo terrestre mediante imágenes multiespectrales de alta resolución. Cada satélite Sentinel-2 (A,B y C) está equipado con una cámara que capta 13 bandas espectrales, que permite ver y analizar algunos aspectos de la superficie terrestre que quedan ocultos a la vista humana. Sentinel-2 es crucial para la agricultura de precisión, ya que proporciona datos sobre la salud de los cultivos y ayuda a los agricultores a optimizar el uso de fertilizantes y agua.
Desde inundaciones hasta planificación urbana
Con un ciclo de repetición de cinco días, los satélites Sentinel-2A, Sentinel-2B y Sentinel-2C ofrecen una visión constante de la superficie terrestre. Entre sus usos más destacados se encuentran el monitoreo de desastres naturales, como incendios forestales e inundaciones, y la planificación urbana. Además, gracias a sus capacidades multiespectrales, es posible detectar cambios en la vegetación, como las áreas deforestadas en la provincia camboyana de Stung Treng, proporcionando datos vitales para la lucha contra la deforestación.
En octubre de 2021, Sentinel-2 captó un nuevo flujo de lava del volcán en erupción en la isla española de La Palma. Esta imagen fue procesada en color verdadero, utilizando el canal infrarrojo de onda corta para resaltar el flujo de lava.
Sentinel 3
Previsión oceánica y vigilancia medioambiental y climática
Sentinel-3 amplía la misión de Copernicus a la observación de la topografía y temperatura de los océanos y la superficie terrestre. Equipado con un altímetro y un radiómetro, Sentinel-3A y Sentinel-3B miden la altura de la superficie del mar, así como la temperatura de los océanos y la tierra, con una precisión de hasta un kilómetro.
Sentinel-3 ha sido crucial en la vigilancia de fenómenos meteorológicos extremos, como la tormenta Filomena en 2021, que cubrió gran parte de España con nieve. Las imágenes de Copernicus capturaron la magnitud de la tormenta y facilitaron la planificación de respuestas de emergencia. Asimismo, durante la ola de calor del verano de 2023, el satélite permitió medir la temperatura de la superficie terrestre en Europa, revelando valores extremos que superaron los 46°C en ciudades como Roma y Sevilla.
Sentinel 5P
Sentinel-5P: calidad
del aire y vigilancia atmosférica
Sentinel-5P es una misión precursora de la futura Sentinel-5, diseñada para monitorizar los gases y aerosoles que afectan la calidad del aire y el clima. Este satélite, lanzado en 2017, llena el vacío de datos dejado por el satélite Envisat y proporciona información crítica sobre la concentración de gases como el dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y ozono.
Sentinel 6
Altura de la superficie del mar
Sentinel-6 lleva un radar altímetro para medir la altura global de la superficie del mar, principalmente para estudios climáticos y del océano. El primer satélite se puso en órbita en noviembre de 2020.
Copernicus Sentinel-6 se compone de dos satélites idénticos que están casi en tiempo real proporcionando información sobre la altura de la superficie del mar, la altura de las olas y la velocidad del viento, para apoyar la oceanografía operativa y la vigilancia del clima.
Sentinel-4 y Sentinel-5, el futuro próximo
En los próximos años, se espera el lanzamiento Sentinel-4, enfocado a la vigilancia atmosférica y que se embarcará en un satélite Meteosat Tercera Generación-Sonda (MTG-S) en órbita geoestacionaria, y Sentinel-5, que vigilará la atmósfera desde la órbita polar a bordo de un satélite MetOp de Segunda Generación. Estas misiones, junto con el desarrollo continuo de tecnologías de observación, garantizarán que Copernicus siga proporcionando datos vitales para la gestión de emergencias, la planificación agrícola y la protección del medio ambiente.