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Opinión: Mar Gómez – PROESPACIO
jueves, 21 noviembre 2024

Alunizaje 2.0, Sembrando raíces para la nueva era Espacial

Nuestro satélite siempre ha despertado el interés del ser humano. Desde tiempos inmemoriales, la Luna, con su influencia sobre el planeta Tierra, ha desatado multitud de preguntas sobre su existencia. Pero, gracias a la evolución tecnológica, hace más de cincuenta años llegamos a pisar su superficie.
Después del lanzamiento del Sputnik 1 por la Unión Soviética en 1957, los Estados Unidos se embarcaron en una intensa competencia Espacial con la URSS. Por ello, la NASA lanzó el programa Apolo en 1961 con el objetivo explícito de llevar a un hombre a la Luna antes del final de la década.
El Apolo 8 en 1968 fue la primera misión en órbita lunar. El Apolo 11, el 20 de julio de 1969, llevó a Neil Armstrong y Buzz Aldrin a la superficie lunar, con Armstrong pronunciando la famosa frase “es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Y ahora, de nuevo, queremos dar otro gran salto. Uno aún más grande.
Tenemos a la Luna en nuestro punto de mira, con el nuevo programa Espacial, Artemis, que pretende cosechar grandes éxitos y devolvernos a ella por numerosas razones, entre ellas la posibilidad de crear una base de tránsito en futuras misiones a Marte y para la exploración Espacial.
Sin embargo, no es la única misión en marcha. Ahora mismo hay muchos actores en juego, más países y empresas privadas que cuentan con la inversión y tecnología para regresar a nuestro satélite.

La misión Artemis de la NASA

Desde el año 2004, la NASA ha intentado poner en marcha este programa de vuelta a la Luna. En aquel momento el entonces presidente George W. Bush anunció la Visión para la Exploración Espacial, una iniciativa para enviar a los humanos de vuelta a la Luna y, finalmente, aterrizar en Marte.
Desde entonces se han realizado numerosos esfuerzos para dar forma al, ya conocido mundialmente, como programa Artemis. ¿Su objetivo? Enviar astronautas al polo sur lunar y, finalmente, establecer una presencia permanente en la Luna, con vistas a que esta pueda servir de estación de servicio en próximas misiones a Marte. Además, una pequeña estación espacial en órbita lunar llamada Gateway serviría a futuras misiones de superficie.
Pero el polo sur lunar es un área desafiante y con condiciones extremas que dan lugar a temperaturas tan elevadas como 54ºC en periodos de luz solar y tan bajas como los -203ºC alcanzados en los cráteres en sombra permanente que no han visto la luz solar en miles de millones de años.
Tenemos a la Luna en nuestro punto de mira, con el nuevo programa Espacial, Artemis, que pretende cosechar grandes éxitos y devolvernos a ella por numerosas razones”
Así que los astronautas que desciendan en la región tendrán una visión con largas sombras oscuras ocultando las características del terreno, una visión muy alejada de la luminosidad en la que se movió Armstrong.
Sin embargo, las singulares características de esta región ofrecen la posibilidad de realizar descubrimientos científicos sin precedentes en el Espacio profundo. Estos hallazgos podrían proporcionarnos información de gran valor sobre nuestra posición en el universo y facilitar futuras exploraciones más allá de nuestro sistema solar.
Las tripulaciones de Artemis llevarán a cabo estudios geológicos in situ, implementarán instrumentos y recopilarán muestras. Estas acciones están destinadas a profundizar nuestra comprensión de los procesos planetarios, así como del carácter y origen de los volátiles presentes en las regiones polares de la Luna.
En esta nueva era Espacial, el desarrollo tecnológico cuenta de nuestro lado. Nada tiene que ver con la era de las misiones Apolo. Si antes realizábamos cálculos a mano, ahora contamos con supercomputadores, simuladores, IA, etc. Un gran ejemplo de esta innovación es el nuevo cohete Space Launch System (SLS, por sus siglas en inglés), el cohete más potente desarrollado hasta la fecha y utilizado en esta misión.
La NASA (y sus socios del programa Artemis, entre ellos la ESA o JAXA) no tiene elección a la hora de lograr cumplir los plazos de su programa ya que es muy probable que antes de 2030 veamosastronautas de otros países caminando por la superficie lunar.
De momento, la misión Artemis 3 ha sido retrasada y, por el momento, debería llevar a cuatro astronautas seleccionados a aterrizar en el polo sur en septiembre de 2026. Si quieren ser, de nuevo, pioneros, deben continuar con un fuerte impulso en esta nueva carrera Aeroespacial.

La misión Chandrayaan-3 de la India

Una de las claves en esta nueva era lunar es la importancia de crear una base de tránsito en la Luna con vistas a la futura exploración Espacial. Para ello es importante llegar al polo sur selenita y los primeros en hacerlo han sido los científicos de India. El 23 de agosto de 2023 el módulo de aterrizaje Vikram, de la misión Chandrayaan-3, se convirtió en la primera en llegar a esta región, posible lugar de enormes reservas de agua.
Chandrayaan-3, vehículo lunar lanzado por ISRO, Organización de Investigación Espacial de la India
Cuatro países han aterrizado en el pasado en la Luna, pero solo India lo ha logrado en esta hostil zona que es la región polar sur”
Cuatro países han aterrizado en el pasado en la Luna, pero solo India lo ha logrado en esta hostil zona que es la región polar sur. Gracias a esto, muchas misiones podrán beneficiarse, ya que se espera poder obtener agua y de ahí hidrógeno para ser usado como combustible de futuras misiones espaciales. Desde el punto de vista científico, el objetivo de la misión Chandrayaan-3 es comprender las propiedades térmicas y físicas de la superficie lunar en el lugar de aterrizaje y entender sus propiedades químicas.

Luna-25 y otros fracasos lunares

Pero India llegó al polo sur de la Luna poco después del desastre de la sonda Luna-25, una misión con la que Rusia quería adelantarse tan solo unos días antes al éxito indio. No lo lograron. La comunicación se perdió con el control de la misión y la sonda se estrelló.
Primera nave robótica enviada a la Luna por Rusia en 1976
Pero como en todo desarrollo Aeroespacial hay éxitos y fracasos. Japón e Israel también lo intentaron e incluso, antes de Chandrayaan-3, la propia India sufrió la pérdida del módulo de aterrizaje de Chandrayaan-2.

NOVA-C y misión Peregrine: la iniciativa privada

La participación de las empresas privadas (y sus grandes inversiones) en el sector Aeroespacial ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años, cambiando la forma de liderazgo de los gobiernos y Agencias Espaciales.
Ahora las empresas privadas son actores fundamentales en estas misiones. Desde el desarrollo de sistemas de propulsión más eficientes hasta la creación de nuevas arquitecturas de cohetes y naves espaciales, estamos siendo testigos de numerosos avances que nos hacen estar más cerca de lograr ambiciosos objetivos.
Y es que ya no hay duda de que la presencia activa de empresas privadas está transformando la industria Aeroespacial, ofreciendo innovación, eficiencia y nuevas oportunidades comerciales. Ejemplos no nos faltan.
Empresas como SpaceX, Blue Origin y otras han cambiado el paradigma del acceso al Espacio.
En el caso de la Luna, la empresa privada Astrobotic lanzó el pasado 8 de enero de 2024 el módulo de aterrizaje lunar Peregrine desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida. Esta iba a ser la primera misión de la industria privada a la Luna, como parte del programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS, por sus siglas en inglés) de la NASA.

Sin embargo, varios problemas de suministro energético por el mal posicionamiento de los paneles solares provocó que dicho módulo de aterrizaje no pudiese llegar a su destino y tuviera que estrellarse en aguas del océano Pacífico.

Módulo de aterrizaje lunar, NOVA-C, diseñado por Intuitive Machines
No obstante, dentro de este mismo programa hay varias iniciativas en marcha, entre ellas el lanzamiento en febrero del módulo de aterrizaje Nova-C de Intuitive Machines, sobre un cohete SpaceX Falcon 9, para alcanzar de nuevo la superficie lunar.
En definitiva, entramos en una nueva era, con avances tecnológicos constantes, colaboraciones internacionales y nuevos retos por descubrir. El camino hacia la Luna se ilumina con una nueva promesa, la de servir de punto de partida hacia la conquista de nuevos mundos, empezando por Marte. Esta vez parece que lo que nos depara el futuro, o eso pretendemos, es el de un pequeño paso hasta la Luna, pero sin duda un gran salto… Hacia el cosmos.
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