La misión BepiColombo de la ESA / JAXA ha capturado sus primeras vistas de su planeta de destino, Mercurio. Esta misión durará siete años y medio donde estudiará a fondo el planeta.
La sonda BepiColombo, bautizada así por el científico italiano Giuseppe Bepi Colombo (1920-1984), se encuentra hoy, después de tres años de viaje, a más de 100 millones de kilómetros de la Tierra para sobrevolar Mercurio a unos 198 kilómetros de altura. Lo volverá a hacer seis veces más hasta situarse en la órbita en 2025. Una vez lo haga desplegará un total de dos orbitadores científicos en órbitas complementarias.
El primero de los orbitadores es el Orbitador Planetario de Mercurio (MPO) dirigido por la agencia europea ESA. El segundo es el Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO) de la agencia japonesa JAXA.
Ambos estudiarán características y particularidades de Mercurio como su campo magnético, su geología, los elementos volátiles que contiene o si hay o no agua.
Uno de los instrumentos más importantes del orbitador MPO, es un altímetro láser denominado Bela que permitirá elaborar el mapa más detallado de la superficie del planeta Mercurio y donde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha participado.
Esta misión y su instrumental permiten estudiar un misterioso planeta difícil de explorar desde la Tierra por su posición con respecto a nuestro planeta y su proximidad al Sol.
Las imágenes se adquirieron a través de las cámaras de monitoreo de la sonda mientras pasaba en un sobrevuelo cercano por gravedad al planeta Mercurio y, aunque no serán las más relevantes, pero ya es posible identificar algunos cráteres de gran tamaño.
Mercurio no tiene equivalente ya que su superficie es oscura en casi todas las partes y se formó por vastos flujos de lava hace miles de años. Estos flujos de lava llevan las cicatrices de los cráteres formados por asteroides y cometas que chocan contra la superficie a velocidades de decenas de kilómetros por segundo.
Los suelos de algunos de los cráteres más antiguos y grandes han sido inundados por flujos de lava más jóvenes, y también hay más de un centenar de lugares donde las explosiones volcánicas han roto la superficie desde abajo.