No estamos ante la imagen etérea de un mausoleo olvidado por el tiempo, ni ante unos dedos manchados de hollín que intentan alcanzarnos. Estos pilares, que contienen cantidades ingentes de gas y polvo, albergan estrellas, en lenta pero constante formación desde hace muchos milenios. El telescopio espacial James Webb, de la NASA/ESA/ CSA, ha capturado esta inquietante y extremadamente «polvorienta» panorámica de los Pilares de la Creación con luz del infrarrojo medio, ofreciéndonos así una nueva versión de este familiar paisaje.